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La rabia es sagrada.

Cuando me di permiso hacer lo  que  “no se debe”. Una historia personal.

Hace un par de semanas me propuse hacer eso que “no se debe”, mostrar los extremos

 

Decidí estirarme (como lo llamamos en Anclaje).

Me permití mostrar y dejar salir el impulso de rabia frente a un hombre con el que estoy saliendo y con el que llevo una relación a distancia.

 

Cenando juntos en un lugar público, confronté lo que sentía. 

 

Antes de contarte lo qué pasó, tengo que decirte que ni él ni yo estamos acostumbrados a verme así de explosiva. 

 

Mi “naturaleza” programada es más diplomática. Pero sé que comportarme  siempre asi no me está acercando a la vida que quiero y la estoy expandiendo. 

 

Así que me deje ser. 

 

Todo fue muy incómodo. Para él y para mí. 

 

Pero estaba dispuesta a pagar el precio de sentir la intensidad de mostrar el otro lado. No para quemarme si no para transformarme

 

No nos veíamos hace 3 meses y yo estaba cansada y frustrada de la distancia y de no poder coincidir. Lo extrañaba y deseaba que hiciéramos algo para que nuestras agendas coincidieran más y que dejemos de estar separados. 

 

Cuando me escuchó toda furiosa y super emocional expresando mi rabia ? (sin filtros) en mitad de la cena, se detonó y reaccionó (sabes, la típica reacción de algunos hombres cuando no les gusta que les hagamos “drama”). Fue directo a atacar a mi ego y me dijo: “ Verónica, para ser coach y tener un negocio sobre salud emocional lo estas haciendo MUY MAL, así no es como me imaginé que reaccionarías”. 

 

¡? Boom?! La bomba había estallado. 

 

Consciente de que esta respuesta podía ser una posibilidad y que mi ego iba a querer defenderse, me mantuve observando y sintiendo qué pasaba por mi cuerpo emocional al oír sus palabras. 

 

Noté como quise cerrarme, protegerme, e inmediatamente demostrarle un lado menos intenso, más del tipo “tal vez tienes razón, estoy exagerando, soy una mujer independiente que sabe fluir y que puede manejar las distancias, voy a poder con  esto”. 

 

Pero aunque eso es verdad, no era lo que quería. 

 

La frustración y espacios de separación que estábamos constantemente teniendo llevaban a mi sistema nervioso a sentir ansiedad y así no era como esperaba sentirme dentro de una nueva relación. 

 

Así que decidí ser coherente y atravesar el umbral de la incomodidad. 

 

Y le contesté: “¡Me cago en la puta coach! En este momento soy solo una mujer expresando cómo se siente y si te incomoda mi honestidad puedes irte”.

 

Las palabras me salieron del útero. 

 

Por dentro estaba temblando, mi mente me decía: “¡¿Qué hiciste Verónica? Estás quedando como la intensa, lo vas a asustar, vas a salir perdiendo, la jugaste mal!” 

 

Es humano sentir que lo que queremos necesita ser expresado y así mismo es natural que la otra personas reaccione. Todos hemos sido programados y hemos ido creando patrones y formas de responder basándonos en lo que tenemos en el subconsciente. 

 

Pero cuando activas tu observación consciente y recibes el impulso emocional te das cuenta que esa incomodidad y ‘tembleque’ en el cuerpo solo dura unos pocos minutos. Cuando atraviesas esto, eres tú quien está a cargo de la “loca de la casa” (tu mente) y TÚ decides cómo interpretar el momento y quien ser en ese instante.

(  yo decidí ser intensamente honesta)

Porque LAS EMOCIONES SON FUGACES, no son hechos. Y las etiquetas y adjetivos que la mente nos pone sobre el personaje que estamos interpretando en ese momento no tienen  ningún significado. Esa corriente puede pasar y ser expresada sin definirte. 

 

Así que me mantuve con la espalda firme y el corazón abierto y continué diciéndole: “Me estoy enamorando de ti y mi frustración es porque ya he tenido relaciones a distancia que no han funcionado y no quiero repetir el pasado”.

 

En ese momento él bajó la guardia. Y la energía explosiva se convirtió en pura vulnerabilidad. 

 

Y me dijo:  “Yo he tenido miedo de enamorarme también. He pasado por muchas cosas difíciles y he estado evadiendo lo que siento por ti”.

 

En ese momento le cogí la mano, para que sintiera que yo también sé lo que es eso. 

 

Al final amar es una decisión que implica miedo. 

 

Pero cuando como humanos dejamos que nuestras emociones definan y marquen nuestras decisiones, no estamos sintiendo estamos solo reaccionando.  

 

Por eso es que es SÚPER IMPORTANTE que dejemos que las emociones nos atraviesen sin buscarle significado y recibirlas para así mismo dejarlas ir. 

 

Las emociones hay que expresarlas sin juicios y con la suficiente madurez para comprender que TODOS estamos aprendiendo a mostrar eso que “no se debe”.

 

Y para que se te haga más fácil este proceso, te dejo este ejercicio:

RASTREA . 

RASTREA – démosle la vuelta a esta historia y apuntémosla hacia a ti.

Ahora démosles la vuelta a la historia hacia ti. 

Completa estas frases: 

  • La rabia es ….. 
  • Ser intens@ significa que…
  • Sentirme asi ……… no me gusta porque pienso que………. 
  • No me siento cómod@ mostrando que….. por que puedo quedar como…
  • Lo que piensan los demás de mi es importante porqué…..
  • Lo que pienso de mí es importante porque….

Te invito a que estos días mires las asociaciones, prejuicios e intolerancias que tienes hacia ciertas emociones, actitudes y comportamientos tuyos o los demás.

Al final TODOS queremos que TODAS NUESTRAS PARTES (las más intensas o menos intensas) sean recibidas, y que lo más tóxico que existe es no permitirnos sentirlas

 

Con Amor. 


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